En El Carmen de Viboral, Antioquia, Colombia.
LOS ÁRBOLES IMAGINADOS después de la quema.
Lo que queda
después del tiempo,
después del abrazo y la risa
después del dolor y la muerte,
cenizas y
tierra.
Restos de lo que fuimos
paisajes de lo que somos.
2010
El fuego es el límite del SABER, donde ingresamos al terreno
mismo del DESCONOCER; después del fuego
queda la incertidumbre, queda la espera,
una calma extrañamente densa, pesada, como si el aire estuviese cargado de
preguntas o de imágenes posibles… yo vi los árboles mil veces, en ocasiones enteros, esbeltos
y esplendidos como son los árboles que todavía
habitan nuestros bosques, pero a veces los vi destrozados, mutilados o caídos
en pedazos como cuando esos mismos
bosques nuestros han sido quemados o talados indiscriminadamente.
La hora había llegado, Nicolás,
el hornero, estaba quitando algunos ladrillos refractarios para abrir unas
pequeñas aberturas que nos mostraran, tanto la temperatura interior, como una aproximación al estado real de los árboles. Con unas pequeñas lámparas de mano, en medio de aquel calor intenso
nos abríamos el camino de luz necesario
para saber cómo estaban; pero tanta incertidumbre era casi
insoportable, rápidamente nos dimos cuenta
que era posible abrir el horno totalmente; entonces Hernán procedió con el montacargas a abrir
aquella pesada puerta que nos mostraría lo difícilmente imaginado.
erupciones, borrascas, diluvios
que importan
las horas.
Paisajes de fuego
rastros, huellas
marcas, rostros y sueños
espacios y sombras.
las horas.
Paisajes de fuego
rastros, huellas
marcas, rostros y sueños
espacios y sombras.
La muerte del tiempo.
2010
Cinco meses exactos después de
comenzar esta aventura estábamos
presenciando lo que queda de aquel bosque, después del fuego.
Nada mejor para expresar la ambición del hombre, nada más preciso para denunciar su absurdo comportamiento, nada más doloroso para expresar la inminente destrucción de nuestros bosques.
De Los árboles imaginados permanece en pie un árbol entero, como para darnos fe de que si es posible su existencia, otro más con algunos pequeños accidentes que le han desmembrado sin gravedad, otros mas, se expresan como troncos aun vivos y erguidos como queriendo decir aun existimos.
La imagen fue dura, pero convincente, lo que tenemos no son arboles erguidos, no, lo que vemos es la realidad pura, la triste y absurda realidad de nuestras montañas con sus frecuentes incendios forestales, sus traficantes de madera y sus moto sierras manipuladas generalmente por dementes sin conciencia.
El proyecto de Los ÁRBOLES IMAGINADOS está casi listo, solo queda la exploración de restos en el espacio del horno, como si se tratase de una investigación forense o un verdadero hallazgo arqueológico, seleccionándoles, acomodándoles, encontrándoles sus elementos de continuidad. Los arboles existen, cada uno está en nuestra memoria, en el registro fotográfico; existieron enteros y existen hoy todavía como memoria de un acontecimiento sucedido en El Carmen de Viboral, Colombia, un pequeño rincón del mundo.
Un árbol entero:
Era el último árbol en el grupo, le llamamos durante el proceso,
el árbol 12 (correspondiente al dibujo 12), pero fue el primero que concluimos y finalmente el único que
sobrevivió entero a las trasmutaciones
del fuego, que de algún modo expresan el tiempo…la edad del árbol, sus
vicisitudes, su historia. Un árbol así
nos habla de intensas lluvias, de tiempos de sequia, de historias de hombres, de centurias, de guerras, de treguas, de muertes, de
encuentros y de vida, pero sobre todo ese árbol nos asegura
que todavía hay esperanzas.
Y a propósito de la Invitación
que me hace el 43SNA deseo explorar brevemente los conceptos que son bitácora para este, el saber y el
desconocer.
SABER:
Después de cuarenta años de indagar en
este material que es planeta, que es vida y muerte a la vez, el saber algunas
pocas cosas me ha ayudado a enfrentarme
a lo desconocido…”viajo en una canoa,
solo, en medio del mar, no veo
las orillas y continuo navegando, como insistiendo en llegar a mi destino que definitivamente no
conozco”.
Pero saber lo poco, me ha ayudado
a pensar en un medio cerámico que corresponda a las realidades del arte más
actual, mi trabajo indaga desde los materiales nuestros, las arcillas,
las arenas, los colores, para encontrar quizás nuevas alternativas expresivas,
nuevas experiencias procedimentales que
me llevan a los límites de la forma, del tamaño, de las temperaturas y de la
materia misma.
Mi cerebro funciona si busca y los elementos
son mi territorio.
DESCONOCER:
Hay un placer extraño en lo desconocido,
hay un misterio que te toca y que te mueve y te hace ser, como indagando en lo probable y lo posible, hay una fuerza que te lleva
y te impulsa hacia otros mundos, a otras
realidades, a construir nuevas historias, a buscar nuevos caminos, aunque
sean repetidos pero muy antiguos y
desconocidos u olvidados…
"Yo no sigo el camino de los antiguos, busco lo que ellos buscaron"
Basho.
Yo busco
la fuerza, busco lo profundo, lo
vivo, busco el instante, el hecho cotidiano, el curso del rio, la línea que respira, el material
que vibra, el que conmueve, busco la
fuente, el caudal, la gota, la curva, la sutil línea recta, busco lo necesario,
lo autentico, lo austero, busco la memoria de lo desconocido.
Y en esta obra comenzamos con muy pocos datos, sabemos de esculturas
monumentales en arcilla con un solo cuerpo, el ejercito de Qin Shi Huang por
ejemplo, yo mismo he experimentando durante varios años con piezas de dos
metros, pero no tengo conocimiento de
piezas de casi tres metros de altura en crudo (algunas de las piezas entraron
al horno con casi 295 cts) y claramente el sólo reto del tamaño nos confrontaba
a nivel de resistencia de materiales, de posibilidades procedimentales y de límites de la forma; debo agregar que las
piezas que trabajamos tienen espesores menores de 1.5 cts, lo que implica retos con el material
difíciles de alcanzar. La pasta que utilizamos es una mezcla refractaria de
alto fuego y alta resistencia con baja plasticidad que hizo además muy difícil
el trabajo de procedimiento, sin embargo las piezas entraron al horno casi en
su totalidad enteras.
Fue la temperatura un poco más
alta de lo debido con respecto a los espesores de las piezas y quizás algún
accidente que causo un tipo de efecto
domino dentro del horno, las causas de los rompimientos de una buena parte de las
piezas.
El trabajo continúa, la
experiencia se expande y la reflexión se hace más fuerte.
José
Ignacio Vélez Puerta
8 de agosto del año 2013.