miércoles, 29 de mayo de 2013

La Ceiba de Trinidad

                                                       




                                   
Volver a los árboles después de 10 días me llenó de emoción, en primer lugar retomar el trabajo físico,  amasar  el barro,  luego  el contacto con las formas y las posibilidades del espacio,  de algún modo todo fue nuevo  después de mirar con mis propios ojos y tocar con mis propias manos  la Ceiba de Trinidad.
Trinidad es una pequeña ciudad colonial  situada a casi 400 kilómetros de la Habana y  es patrimonio de la humanidad, esta Ceiba  está  cumpliendo 200 años y  se encuentra  en un solar muy estrecho  de una pequeña casa en el espacio urbano, nadie está preocupado de que el árbol pueda sucumbir ante el  mal tiempo, ni los vecinos se quejan de las hojas que caen de sus ramas y no se cuenta que en su historia  haya sucedido algún  accidente.




                                                  La Ceiba se ve erguida, joven y  hermosa.




 Aquel árbol fue una verdadera lección de escultura, de lo austero y de lo íntegro…muchos otros árboles y muchos hombres,  me enseñaron mundos nuevos e  historias nuevas, pero a la Ceiba le ha tocado todo, escuchó  los versos  apasionados  de José Martí, acompañó  el sueño de una revolución y  ahora mira  con gran  incertidumbre  la tierra que la vio nacer.                                                  


                                            Viernes 25 de mayo, día número 15 en el proceso.







                             
                                                              28 de mayo del año 2013.

domingo, 12 de mayo de 2013

El Oficio



                              

Conocí a Jaime un miembro de la comunidad LGTB hace muchos años, en Juana Sánchez , una comunidad alfarera sobre el Magdalena, creo que esta comunidad de excelsos artesanos del barro, todavía no esta en el mapa de Colombia, pero en el mio es fundamental. Allí conocí torneros expertos, de gran destreza que por su  nivel  me recordaban a Stefano Cipolla mi maestro de torno en Firenze (Italia) que ya me había conmovido hasta el punto de comprender hasta donde tenía yo que evolucionar en el conocimiento del oficio. Jaime, hombre tierno y amoroso,  alfarero experto en tinajas me invitó a su choza para compartir un día de aprendizaje con él;  en principio,  yo pensaba que yo le iba a enseñar algo (yo era el capacitador), pero luego comprendí que había llegado a aprender .





Jaime estaba levantando tinajas con el procedimiento del rollo de alfarero, me decía que la que hacía (80 cm de altura) era pequeña, que en ocasiones había hecho tinajas de hasta 1.50 metros, pero lo que me sorprendía no era su tamaño, lo realmente sorprendente era su precisión y su velocidad, a su alrededor no había metro o compás  o reglas o plomadas, las herramientas eran rudimentarias  una madera, sus manos, si acaso una pequeña "mecha" de trapo y el resultado era sorprendente, preciso, casi perfecto, era posible medirse, era evidente su simetría y su forma magistral y esbelta  se dibujaba en el espacio como un nuevo ser.


















De Jaime aprendí la paciencia, en Jaime comprendí la entrega al material y la sumisión a él y el respeto, pero también comprendí sus extraordinarias posibilidades plásticas, formales y expresivas.





Creo que estos árboles imaginados son un pequeño reconocimiento a Jaime y a todos los alfareros anónimos del mundo, a la memoria de aquellos que ya existieron y que nos han mostrado el camino del oficio y el manejo de los materiales.





Supe que el OFICIO  importa, supe también que no era lo fundamental, pero que teniéndolo; las posibilidades expresivas eran mayores.

Vereda El Cerro; El Carmen, 12 de mayo del año 2013.


domingo, 5 de mayo de 2013

Espacios sagrados.

Oteiza decía que el creaba espacios activos, absolutos, de trascendencia,  de sacralidad...espacios sagrados para protección del hombre.


                                           Así  quedan las piezas protegidas de un día para otro.




                                                             El trabajo del día comienza.





 En la cerámica el espacio existe adentro y afuera...creo que Oteiza descubre este secreto para que la escultura del siglo XX no fuera mas un asunto de forma externa.  La escultura  por fin es ahora una arquitectura de la forma, donde el espacio viaja alrededor de la forma, de la materia misma,  proponiendo miradas, sensaciones y maneras de protección.








         Los espacios de adentro siempre serán protectores, pero ademas son  sacralidad y seducción.









 La forma externa te sugiere, te propone, es piel matérica que atrae, el espacio se impacta de la forma, cambia y se dinamiza. De pronto sientes que tu entorno ha cambiado y que hay una fuerza nueva...procuro en los arboles imaginados que la forma toda me impacte, me asombre, sea trascendente y en lo posible sagrada.




                                                Los arboles quedan cubiertos durante seis días.



Recomiendo a todos conocer a Oteiza...un genio del siglo XX en la mayoría de los casos olvidado, pero si lo miramos con detenimiento veremos como algunos de nuestros eméritos escultores han seguido sus pasos, casi al pie de la letra, sin nombrarle.

                                                        en la vereda El Cerro de El Carmen de Viboral, 5 de mayo del 2013.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Última semana de abril.

                     
                        Las piezas han pasado de un metro, nos aproximamos a la mitad de lo soñado.




 El trabajo ahora es mas difícil, no podemos recoger los residuos con facilidad adentro, así que las estrategias deben cambiar; de otro lado el peso de la pieza en si misma comienza a sentirse y debemos avanzar mas despacio y con mas cuidado.




 Mis  expertas ayudantes cada día disfrutan mas esta aventura.
Maryori esta en la foto superior y Eugenia en la foto inferior, Eliana no pudo estar esta semana







A mi me toca la formación... debo lograr sobre la marcha que la anatomía propia de cada árbol tenga la fuerza que necesita
 para respirar solo.




Gracias por estar cerca.