miércoles, 31 de agosto de 2016

Una cerámica para el Huila. segunda parte.


Agosto del año 2016. 

Una cerámica para el Huila.
segunda parte.




Paisaje Huilense.






La Tatacoa.



En Otas, pequeño pueblo mágico.



El PATIO del Taller, con un mango en el centro.


Hemos cumplido un año de aprendizaje y un año de revelaciones que nos han conducido a consolidar un tipo de cerámica con características particulares.
Ya hemos escrito sobre el nacimiento del Patio, ya hemos puesto en palabras el sueño de laly y el compromiso de sus padres, además la historia de su puesta en marcha.



Las faldas del San Pedro.



Cerámica de la cultura San Agustín.



Lavapatas,San Agustín,Huila.


 Ahora vamos a definir mucho más el trabajo de diseño y su riqueza conceptual. El equipo de trabajo está constituido fundamentalmente por hombres y mujeres de Campo Alegre Huila a quienes hemos formado en oficios cerámicos como la decoración, el trabajo manual y el torno de alfarero entre otros.
 Nuestro trabajo se ha nutrido significativamente del entorno y de nuestra cultura, en particular de los siguientes aspectos:



Patricia trabajando en el cuaderno de diseños.



Detalle del cuaderno.



Paleta de colores para bajo y sobre esmalte.




Pruebas de pastas.



Realizando cerámica a mano.



Trabajando el rollo tinajero.




Una piedra como molde.



Indagando en las técnicas de presión.




Bruñendo.



Puliendo.


1.       La naturaleza, especialmente desde la riqueza de las piedras que se encuentran en los ríos que bañan el valle del Magdalena, incluido este, que apenas comienza su recorrido por el territorio colombiano. 



Pieza engobada  recordando las piedras de los ríos.


Estas piedras se convierten en tazas, platos, pocillos y ensaladeras entre otros, por debajo la riqueza del color y la textura de ellas, por encima la riqueza de las culturas precolombinas, Tierradentro y  San Agustín,  entre otros. Esta ceramica está planteada desde una temperatura media-alta, donde los engobes de tierras están vitrificados y ocupan el revés de la pieza  y en su derecho
 los colores dispuestos como sobre esmalte se expresan en grafismos que pertenecen a las culturas ya mencionadas.




Vista de dos piezas...



Las mismas dos piezas.



Piezas terminadas desde el lenguaje precolombino.







2.       De otro lado la belleza de la cerámica roja bruñida, técnica que encontramos en todos los continentes desde la antigüedad. Muy cerca de nosotros aquí en el Huila esta la Chamba que le representa con honores. Esta cerámica nos interesa de verdad por sus posibilidades expresivas, puesto que es una ceramica realizada fundamentalmente a mano con técnicas ancestrales como el rollo y el molde manual. El molde en esta técnica es otro recipiente, es un totumo, es una forma encontrada, de allí, nuestra búsqueda con las piedras, que definitivamente son recipientes en potencia.
A nosotros nos gusta además el color y su fuerza orgánica y desde ella hemos creado una manera de potenciar su belleza y enriquecerla de manera autónoma y creativa, hemos puesto esmalte blanco opacificado a la manera de la mayólica italiana y la hemos decorado con temas alusivos a nuestra cultura, las faldas del San Pedro, el paisaje de nuestra región, nuestros sembrados y nuestra biodiversidad.



Decorando las flores del San Pedro.



Cazuelas decoradas y bruñidas.






3.       En tercer lugar hemos querido realizar una ceramica blanca para decorarla en toda su anatomía, a la manera del bajo esmalte carmelitano, técnica en la cual yo mismo he estado involucrado por 30 años, investigando en ella, propiciando desde ella caminos de reflexión estética para que esa Cultura carmelitana ya centenaria evolucione desde su diseño hasta la estética urbana que he creado. Esa adaptación de caminos, en este caso, nos llevara seguramente a proponer otra experiencia con valores desde el bajo esmalte, muy pronto lo sabremos.






Aquí en el Huila, por ejemplo tenemos una pasta color crema más cálida y nuestra decoración se expresa a partir de nuestros valores ya mencionados. Intentaremos también propiciar el contraste entre la pasta natural o el engobe y el bajo esmalte mencionado.





El almacén del Patio en Neiva.




Nuestro deseo sincero es crear una cerámica Huilense con valores endógenos que tenga la fuerza necesaria para representar este maravilloso departamento y por ende a nuestro país.
  



Seguiremos este sueño si el universo lo permite. 





























































Una cerámica para el Huila. Primera parte.




Tocado de rosas para una reina del San Pedro.



Falda pintada a mano, típica de las fiestas tradicionales.



Desierto de la Tatacoa.


Una cerámica para el Huila.

Cuando comenzamos el Patio De La Cerámica, ya había una historia escrita en la Familia Cuéllar Durán. Liborio había comprado una finca en la Vereda San Isidro Bajo del Municipio de Campoalegre situado en el centro del Huila, cuyo destino final era realizar un “chircal” lugar donde se trabaja la arcilla manualmente para la construcción de vivienda rural, casas sencillas realizadas a partir de la necesidad. Entonces desde 1.981 cuando Liborio Compro la tierra el sueño de una “toletera” tuvo que esperar casi 13 años hasta 1.993. La toletera se convirtió en el CORTIJO, una empresa que está consolidada hoy como una de las ladrilleras más prestigiosas del sur del país.





Vistas del interior del Cortijo.




Pero de tanto sentir la arcilla y amarla finalmente  María Nelcy (mamá) y Laly Zulena, la única hija mujer  de ese matrimonio comenzaron a soñar un proyecto paralelo, un taller artesanal donde se pudiese realizar ideas concretas para una realidad que se vivía en el día a día. En la tienda de María Nelcy, los objetos llegaban a la tienda procedente de China, Francia, Italia, Japón, de USA pero ninguno de esos juegos de café o ningunas de esas ensaladeras o lámparas o Vajillas eran realizadas en Colombia y mucho menos en el Huila. Entonces en el 2.014 finalmente el Patio (aún sin nombre), comenzó a gestar en una antigua casa del espacio urbano de Campoalegre que debía derribarse por su situación en mal estado y se tomó la decisión de construir un taller y almacén para este proyecto que nacía.



El taller nuevo en el año 2015.


Laly Zulena viajó por Colombia buscando oportunidades, talento humano y posibilidades expresivas, también recopilo piezas de muchos lugares el mundo, pero la cerámica hermosa, compleja todavía no aparecía con claridad. Laly llega a El Carmen de Vivoral, la anécdota cuenta que en algunos lugares no fue bien recibida, pero al llegar al Taller Renacer; Nelson Zuluaga Quintero  su gestor, la animo  a realizar su proyecto y la contacto conmigo, conversamos por primera vez por teléfono y seguramente todo lo planteado en aquella conversación era todavía muy abstracto y poco viable. Pero entre nosotros rápidamente hubo empatía y a los tres meses yo mismo con Patricia, mi esposa , viajamos al Huila. La primera visita fue “conocer el Huila” y conocer su gente, su espacio, la familia porque desde el comienzo el objetivo planteado fue “Vamos a hacer una Cerámica del Huila”, con valores nuestros, con memoria nuestra y desde nuestras capacidades es decir: un  Proyecto Huilense con Identidad.



Laly aprendiendo como todos.


En el Huila vivimos el desierto, encontramos piedras de canto rodado en cada rio de su territorio, disfrutaos de la naturaleza ya vivamente expresada en las faldas de las fiestas del San pedro y súbitamente estamos metidos literalmente en el Rio Neiva, buscando las piedras redondas que ya imaginábamos eran platos de sopa, platos de seco o tazas para servir nuestras comidas tradicionales.
Pero en el Sur de Colombia hay demasiado talento como para no usarlo, entonces viajamos a uno de los territorios más fructíferos de la cerámica popular en América  La Chamba (Sur del Tolima), allí  nos contactamos con la Maestra Mayor Carmén Prada y con ella comenzamos a imaginar la manera de llevar aquellas piedras al barro. 



Segando el arroz.



El desierto y vista lejana de ríos secos.

Rápidamente un equipo interdisciplinario llego al taller construido;  todavía vacío para comenzar esta aventura. Unas pocas mesas, algunos materiales iniciales, entre ellos arcilla Cortijo y herramientas,  entre otros. Fueron poblando aquel espacio que se llenó de ganas de aprender. 








El equipo del taller.

Habíamos hecho una breve pesquisa para encontrar posibles candidatos para el aprendizaje (nadie en Campoalegre conocía las técnicas de vaciado, torno de alfarero, formación a mano, decoración bajo esmalte y sobre esmalte), pero ahora teníamos un puñado de mujeres y hombres dispuestos a dejarse modelar por el barro y cambiar su vida.
Del Carmen llegaron: Bernardo Betancur; experto en las artes del yeso, Eugenia Flores y Leydi Ospina; expertas decoradoras, Nelson Zuluaga Londoño; Alfarero de profesión y de la Chamba la mencionada Carmén Prada maestra del arte modelar a mano. Cada uno de ellos fungió como maestro y tuvo sus propios alumnos, que en algunos casos no habían tocado   el barro o no habían decorado jamás…  (en Campoalegre hay arcillas, pero la tradición de hacer “cacharros” ya se había olvidado).
Fueron tiempos de aprender, eran meses de  “brega”, de no saber, de intentar, de aprender de los errores, porque así es la cerámica. Pero poco a poco comenzamos a ver claro. Cuando todos estaban “metidos en el barro”, regrese nuevamente para intentar definir formas, decoraciones, acentos, matices… que debían ya perfilar los hallazgos que con Patricia y Laly se habían enunciado.
Cada uno de los Maestros visitantes puso su cuota de sabiduría y amor con grandes dosis de paciencia y fueron apareciendo  las formas y las decoraciones que nos iban a identificar.
Aquella piedra fue efectivamente la taza, las flores del campo y de las faldas bailadoras fueron el comienzo de la decoración, el pez y la cholupa, el desierto y todo lo vivido fue impregnándolo para encontrar el verdadero sentido   de lo que estábamos haciendo  “Una Cerámica Huilense”.
Un año después de las primeras conversaciones entre Laly Zulena Y Jose Ignacio y luego de múltiples visitas de Jose Ignacio y de grandes esfuerzos del equipo, hoy estamos viviendo por fin que este sueño se ha hecho realidad.





 

Doña Carmen.


Nelson enseñando el torno de alfarero.



Leydi, jefe de taller. 


Eugenia enseñando decoración.



Bruñido, herencia de la Chamba.


texto escrito en Abril 26 del año 2.016.


y adaptado para este blog el 30 de agosto de este mismo año.

José Ignacio Veléz Puerta.