sábado, 24 de febrero de 2018

Self - ie - Portrait


Self- ie - Portrait 2016

 

 “Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo.
A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias,
de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces,
de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas.
Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de lineas traza
 la imagen de su cara”.
                                           
    Epilogo del Hacedor de Jorge Luis Borges.
 
 
 
 
16 de junio del año 2016.
 De pronto me doy cuenta que todos los hombres
que he dibujado en mi vida soy yo mismo.
 
Los hombres, las mujeres, los niños, los ancianos.
Los muertos, los heridos, los desplazados.
Los parias, los santos, los terratenientes, los amantes, los violentos.
Aquel niño aferrado al árbol, aquel sobre la nube ensimismado, otro que sentado en el suelo, justo en la esquina de aquella habitación recibía un rayo de luz que hacia larga su sombra.
El hombre de raza negra que pescaba en la playa con cordel, el robusto que se había recostado casualmente en una columna de la plaza de mercado, aquel encorvado que dormía en el suelo, desvalido, otro más allá trabajando la tierra a pleno sol y cansado de interminables jornadas,  el blanco, el mestizo, el indio, aquella que danzaba…
Ah! muchos han danzado
Otros han amado,
Algunos corrían… han sido mis miedos.
Otros viajaban sobre una canoa cargada de sueños,
Otros caminaban en infinitos paisajes oscuros buscando la luz.
Muchos han estado acompañados de astros
el sol, la luna, las estrellas
Otros han estado cobijados por unos brazos y han sido besados una y mil veces.
Muchos han sido la tierra misma, semilla y árbol…
O árbol talado, también han sido montaña u horizonte, o le han buscado desesperadamente en largas escaleras y sobre altos muros, muros que en ocasiones han sido cárcel que han derrumbado para convertirlos en atmosfera o materia vital o color emocional.
Aquel ha sido cerdo, aquel tigre y aquella ave y vuelo.
Otro más vivió en otro tiempo o habita otro lugar y no es solo alguien que se pregunta
es la pregunta.

Y yo
A mis 56 años estoy aquí intentando re-conocerme en cada uno de los 366 dibujos que me he propuesto realizar en este año bisiesto.
 

 

 

 





 
 21 de noviembre.

Toda mi vida he dibujado la figura humana, toda mi vida he intentado expresar la fuerza del gesto en el dibujo a través de ella, pero es verdad que tengo muy poca obra terminada con el tema de la figura como pretexto, algunos grabados, algunas pinturas, unas pocas esculturas, pero en cambio la he dibujado asiduamente en mis cuadernos de apuntes, en ellos hay propuestas interminables, donde la figura es el centro del diálogo.
No son muchos los autorretratos que he realizado y el tema no ha sido nunca el centro de mi preocupación artística. Los he realizado como simples ejercicios procedimentales casi siempre sobre mis cuadernos de notas.
 
Cada autorretrato, cada selfie, cada self portrait de esta serie está realizada con materiales muy directos, en muy pocas ocasiones utilizo los sistemas de impresión y en todo caso cada trabajo es intervenido directamente.

Cada dibujo a su vez es un REFLEJO del momento que habito, el tiempo que dedico a él es impensado, pocos minutos, una hora o un poco más, pero nunca  tiempo en exceso. En ellos no hay esfuerzo por parecer… no hay conflicto con mi propio gusto, los dejo ser a cada uno a su propio aire, en ellos invento, reinvento, trato de repetir sin repetir, de encontrar, incluso sin buscar.

Comencé a ver a la gente tomándose sus selfies con sus aparatos personales, les vi en la calle, en sus casas, en los encuentros masivos, en los parques, siempre repitiendo obsecadamente este gesto o esta acción que iría a la red, siempre a la red - ese gran universo creado para olvidarnos del otro real - a compartir desde ese “yo de cada uno” que se diluye en la masa y que seguramente intenta alimentarse desde algo tan frenético.
 Pero de pronto pensé en Jose Luis Cuevas y en sus autorretratos de los años 70s y en esa  otra mirada que podría tener esta experiencia y  me propuse hacerlo yo mismo a mi manera,  con unas exigencias, unos límites y  unos objetivos muy concretos, no desde el abismo que reviste la selfie habitual, pero si usando sus métodos, el del teléfono, las imágenes de las cámaras o teléfonos de otros que me han enviado fotos personales o de grupos,   pero además aquellos  métodos tradicionales como  el  vidrio ahumado, el  espejo,  la vitrina casual, mi cámara personal,   mi memoria y  desde las fotografías de familia, entre otros.

El teléfono ha sido esencial, pues con su cámara registro la imagen del momento vivido que no he podido todavía expresar en dibujo (durante el proceso del día a día no siempre tuve el tiempo, ni los medios para realizar la tarea del día), así que esa imagen siempre fue memoria del instante posteriormente desarrollado.
 Y por supuesto mis self- ie- portrait estarán una detrás de la otra, cada una en un espacio vertical de 21 x 29.7 centímetros, sobre un papel similar, todos realizados desde el 1 de enero del 2016 hasta el 31 de diciembre de este mismo año. 366 dibujos de esa idea de realidad vital que soy yo, de  ese rostro de uno mismo, en ocasiones muy distante y  muy  esquivo, de ese cuerpo físico y emocional que soy y siento que soy yo mismo y no otro.


                                                                 



 


 
 


 
 


 
 
 
17 de diciembre.

No está claro para mí todavía el nombre del proyecto, pero hoy me doy cuenta que me faltan 15 dibujos solamente. Al comienzo, el primer mes cuando llegaba de Chile, pensaba que eran muchos, 20, 30 dibujos. Hoy que hay más de 300 colgados a las paredes de mi estudio, pienso….a qué hora sucedió todo esto? Me asombra verme a mí mismo como mancha, como materia, como línea, como gesto inesperado, como reflejo de ese instante efímero convocado por mí mismo y miro en cada uno de ellos una vivencia, un compromiso, una fuerza, un desapego, una confrontación…diría también un misterio, una posibilidad de sentir-me, de conocer-me, de intuir-me.

Con el pasar de los días, las semanas y los meses, el trabajo se hizo más fluido. Comprendí que el asunto, de verdad, tenía que ver con el mí mismo, con mi propia manera de mirar, de mirar-me y mirar lo que me rodea…universos dentro del universo mismo, mundos que únicamente yo suelo mirar o descubrir…comprendí que la gente de hoy con su tecnología está ávida de re- conocerse cuando pone sus selfies desesperada y compulsivamente en la red.

Cada dibujo de mi cara – una cara que me ha sido prestada para intentar ser yo mismo -   se transforma en una posibilidad de conocerme, y de reconocerme.

En este veo a mi padre que recuerdo  cuando observo mi rostro en el espejo, en aquel otro reconozco a mi hermano mayor ya fallecido y le siento extrañamente en mí mismo, en aquel, veo a Juan, ese otro hermano que tiene tanto de mí y yo de él, pero somos tan diversos. Hay incluso algunos donde veo a Fernando que a primera vista no parecería mi hermano o a Marta en cuya mirada me he visto reflejado mil veces.

Más allá, veo a mi madre, al amigo, veo al viejo que soy, al niño interior, al soñador, al loco, veo la desesperanza, la esperanza, la duda y la certeza.  A veces no me reconozco, como si no fuera yo mismo y me miro al espejo y no me encuentro porque he estado perdido o soy realmente OTROS también.

Me veo como lo que soy, proyecto, camino, viaje, encrucijada…disfruto el dibujo cuando se hace una batalla; a veces comienzo el dibujo desde la imagen del teléfono, la continuo con el espejo, busco la luz, primero es un lápiz, luego viene una aguada de acuarela, más tarde la tinta…y todo se resuelve en un instante, como una sensación, como un hallazgo o un encuentro. Una foto en el teléfono pudo ser el comienzo de varios dibujos y cada uno toma su rumbo propio que de algún modo es capaz de expresar ese momento, esa vivencia.

Esta serie de autorretratos se han convertido en una experiencia de autoconocimiento que espero pueda compartir por medio de cada uno y sean ellos capaces de expresar mi manera de ser, de habitar y de sentir durante un año de mi vida, el año 2016.
 

 

 

 
 
 


 
 
 


 
 
 


 

 

 

 

 
                                                       




                                                             
 

 

 
 


 



 
 
 
 
 

31 de diciembre:
 

 

 

Final.


He terminado con un mapa, no lo comprendo…fue una imagen que surgió en el último momento, como queriendo expresar la infinidad de fisuras, divisiones o separaciones que habitan en nuestro interior…partes de un todo irreconocible, inexplicable.
Este dibujo (en este caso el mapa) está enmarcado de nuevo en un espacio concreto, como queriendo propiciar algún tipo de control, las líneas que hacen de límites son caprichosas y no corresponden a la anatomía del rostro que en ese caso esta de perfil y mira muy lejos como queriendo comprender aún más.
 
“Humilde es aquel que se esconde en su propia nada”

                                                               San Juan de la Cruz.
 
 
 
Llego la hora de compartir este trabajo muy intimo que tuve la fortuna
de realizar, porque la verdad fue un trabajo arduo y de momentos muy difíciles.

Hoy, después de poco mas de un año, la alegría de compartir algunos de ellos
que actúan como  una muestra aleatoria del grupo completo.

En la RNSC Providencia,  Vereda Quebrada Arriba, Guatape
 
 24 de febrero del año 2018.